Es el más emocionante, él más especial y también el más complicado en muchos sentidos. El último mes de embarazo supone un auténtico aluvión de sentimientos a veces encontrados, de ilusiones y de nervios. El deseo de tener al bebé en brazos se multiplica, pero también surge un cierto temor al parto.
Es importante estar lista para esa recta final, saber qué ocurre, cómo actuar, cómo se prepara el cuerpo para el alumbramiento y también qué cambios experimenta el bebé en el útero.
Todo listo para nacer
El desarrollo del bebé en el último mes de embarazo es fundamental. Crece alrededor de 4 centímetros y engorda unos 500 gramos. Además, bajo la piel se forma una capa de grasa que le ayudará a mantener la temperatura corporal tras el parto. Mientras, sus pulmones se preparan para respirar.
A mediados del mes, lo habitual es que su cabeza ya esté encajada en la pelvis de la madre. En esa posición, sus movimientos serán menores, aunque sí realizará pequeños estiramientos. Es su preparación para el momento de nacer. Te recomendamos la lectura del artículo: “5 cosas que necesitas tener para cuando nazca tu bebé”
Un mes emocionante para la mamá
Sobre todo en el caso de mamás primerizas, el último mes de embarazo es un mes de sentimientos encontrados: por un lado, unas ganas inmensas de ver la cara al nuevo miembro de la familia; por otro, el miedo al parto o a no saber identificar las señales de que es inminente.
Además, en estas semanas aparecen molestias pélvicas, retención de líquidos, incontinencia o dolor de espalda. Es normal. Pero, como los controles serán más exhaustivos, la recomendación es comentar al obstetra o a la matrona cualquier inquietud.
También aparecerán las contracciones de Braxton Hicks. Apenas son dolorosas, son irregulares y su función es preparar el cuello uterino. Para evitar falsas alarmas, hay que diferenciarlas de las de parto, que se producen a intervalos regulares y cada vez más cortos y que sí son dolorosas.
Dos síntomas más de que se acerca el momento del nacimiento son la pérdida del tapón mucoso y la rotura de la bolsa amniótica. Esta última se puede producir sin que hayan aparecido contracciones. No importa, hay que ir de inmediato al hospital porque una bolsa rota incrementa el riesgo de infecciones.
A pesar de ese maremágnum de emociones y de las molestias, es importante que la mamá afronte esas semanas con la mayor tranquilidad posible. Conviene realizar algún tipo de ejercicio suave que ayude a relajarse, descansar en la medida de lo posible y dejarse mimar por la pareja y seres queridos.
El “síndrome del nido”
En el último mes de embarazo suelen aparecer unas ansias irrefrenables de tenerlo todo listo para la llegada del bebé: dormitorio, carrito, biberones, ropa, etc. Es bueno, siempre y cuando no genere más estrés. Lo normal es que haya tiempo más que suficiente para prepararlo.
También hay que tener lista una pequeña maleta con todo lo necesario para la estancia en el hospital: documentos importantes y ropa adecuada para la madre; para el bebé, varios bodies y pijamas, una mantita, un neceser con productos de higiene y todo lo necesario para el cambio de pañal.
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